Barri, al-rabal, palabras árabes que significaban, en la Edad Media, la población exterior a las murallas. Primero fue La Medina Laqant; después, la Ciudad Cristiana, también amurallada, con sus tres arrabales: Roig, San Francisco y San Antón. Y, a mediados del XIX, llegó el tren, dispuesto a devorarlo todo con sus fauces. Las extensas vías de hierro transtocaron todo el urbanismo. Sonaron trompetas y se derrumbaron las murallas de Jericó. Y vinieron los barrios nuevos, barrios de ensanche, anárquicos unos, de diseño otros, trazados como con tiralíneas. El tranvía, primero...