Érase una vez un hombre que quería convencer a su hijo de las ventajas de estudiar en la Universidad de Harvard. Y le contó una especie de fábula; la historia de su paso por el campus; en realidad, lo que le sucedió un caluroso verano, allá en los años setenta, mientras se preparaba para los exámenes finales del curso de doctorado. Cierto día se le ocurrió entrar en un cafetín de ambiente afrofrancés y allí se topó con un personaje realmente singular, un tunecino extravagante, vestido como el Che Guevara, que estaba esperando que le concedieran el permiso de residencia,...