Adiós no, hasta luego

En No quiero perderme nada, Dani y Robin consiguieron varias de esas cosas que deseaban desde que eran niñas: vivir juntas, tener dinero para comprar toneladas de chocolate y tiempo para jugar. También aprendieron que un segundo puede cambiarlo todo. Tras aquel susto jodidamente enorme del que no hablarían nunca más, deciden que ya no quieren esperar para dar el siguiente paso, pero tal vez el siguiente paso no sea tan sencillo como imaginan. Ambas deberán enfrentarse a un montón de nuevas responsabilidades y descubrirán que la vida adulta no es tan divertida como pasarse las tardes...