Una casa para dos
Según lo estipulado en el testamento de su abuelo, Garret Holden tenía que compartir aquella diminuta cabaña con Ana Birch durante todo un mes. Nada más ver a aquella belleza, el duro empresario supo que pasar treinta días junto a ella iba a ser una verdadera tortura para su autocontrol. Por mucho que intentó resistirse a los encantos de Ana, el guapísimo soltero pronto se encontró totalmente cautivado por su espíritu libre y lleno de vida... y por sus sinuosas curvas. Sin embargo, su verdadera identidad seguía siendo un misterio: ¿quién era realmente Ana Birch? ¿por qué...