Una herencia asombrosa
Julia 968 A mi nieto, Beau Prescott, le dejo la mansión de Sidney, y encomiendo a su cuidado a mis fieles servidores: el ama de llaves, el jardinero y la niñera. ¿Niñera? Desde el primer momento, Beau desconfió de aquella intrusa. ¿Para qué demonios habría contratado un hombre sin niños a una niñera? Puede que la hubiese acogido en su hogar sencillamente por lástima... seguramente sería una estirada solterona venida a menos. Sin embargo, la espléndida mujer que le recibió en la casa hizo que se revolucionaran todas las hormonas de su cuerpo. Margaret Stowe era la joven más...