Isla y Tres

¿Cuánto odio se le puede tener a una persona? Muchísimo. Isla detestaba tanto a su jefe que deseó que lo partiera un rayo. Rogó que algo malo le pasara, ¡lo que fuese! Que lo atropellara un colectivo, que se le incendiara la casa, que se electrocutara al salir de la ducha. ¡Cualquier cosa! Su aversión hacia Miguel Ángel Santino era tan fuerte, de hecho, que un demonio escuchó la plegaria y decidió aceptar el pedido de asesinato por pura diversión. A la mañana siguiente, Isla despertó con un grillete alrededor de su tobillo. Dentro de su departamento, una criatura humanoide...