La guerra de los gimnasios (NE)

César Aira pasó treinta días encerrado en una biblioteca, tentado por el diablo, y cuando salió de ahí propagó un eslogan demoledor: los que me lean a mí no morirán. Yo le creí. Lo vengo leyendo desde sus primeros libros aunque, más de una vez, por la versatilidad y cantidad de su producción, le perdí el rastro. ¿Tal cosa no pasaba en un libro de Aira?, me pregunto cuando mi memoria mezcla al tuntún sucesos de sus novelas, que aparecen bajo diferente luz según cómo y cuándo los recuerde. En La guerra de los gimnasios, por ejemplo, el protagonista dice que se inscribe en un...