Nara es la reina. Desborda de sirvientes, joyas y privilegios acordes a su condición, pero añora ser una mujer corriente. Sanzué es más que un mago, y le ofrece calidez, armonía, amor y, fundamentalmente, un hogar. Nara se escapa de su castillo y de su marido, el rey. Sanzué la recibe, la abraza cada día, la desviste cada noche, le deja poemas en la almohada y viven su amor acompasadamente, como una ola, como una danza, como si solo ellos importaran. Pero la venganza, que es celosa, perseverante y astuta, extenderá sus tentáculos oscuros e intentará apretarles la garganta. «Jamás...