Ignacio Manuel Altamirano fue un destacado escritor, político y educador mexicano, nacido el 13 de noviembre de 1834 en la ciudad de Tixtla, Guerrero. Su vida estuvo marcada por un firme compromiso con la educación, la cultura y el liberalismo, convirtiéndose en una figura clave en la literatura y la sociedad mexicana del siglo XIX.
Desde joven, Altamirano mostró una gran inclinación hacia el estudio y la literatura. Se trasladó a la Ciudad de México para continuar su educación, donde se vio influenciado por las ideas liberales que estaban en auge en el país. Junto a sus estudios, empezó a escribir poesía y ensayos, destacándose por su prosa clara y su estilo directo.
En 1856, Altamirano publicó su primera obra importante, un poema titulado El canto del guerrero, que reflejaba su amor por la patria y su deseo de ver a México libre y próspero. Su labor como escritor no se limitó a la poesía, también incursionó en el ensayo y la crítica literaria, convirtiéndose en un defensor del uso del español como vehículo cultural y educativo.
Uno de los aspectos más relevantes de su carrera fue su participación en la Institución Libre de Enseñanza, fundada por el liberal José María Ramos Arizpe. Altamirano abogó por una educación laica y moderna que rompiera con los dogmas conservadores de la época. Su enfoque en la educación fue un pilar fundamental en su vida y en su obra, ya que creía firmemente que la educación era la clave para el progreso social y político de México.
A lo largo de su vida, Altamirano también se dedicó a la política. Fue un ferviente defensor de la Reforma y participó activamente en diversos movimientos políticos, lo que le llevó a ocupar varios cargos públicos. Entre ellos, destaca su papel como diputado y su participación en la redacción de leyes que promovieron la educación y el desarrollo cultural en el país.
En el ámbito literario, su obra más reconocida es la novela El libro de los mexicanos, publicada en 1870. Esta obra es considerada una de las primeras novelas en español que abordan temas de identidad nacional, integrando elementos de la historia y la cultura mexicana. A través de sus personajes y tramas, Altamirano exploró las tensiones sociales y políticas que enfrentaba México en ese momento, con un enfoque crítico y reflexivo.
Altamirano también fue un destacado crítico literario y un miembro activo del Grupo de los Contemporáneos, un colectivo de intelectuales y escritores que promovieron la modernización de la literatura mexicana. Su influencia se extendió a través de sus ensayos y artículos, donde abogó por una literatura que reflejara la realidad social de México y que fuera accesible a las masas.
A lo largo de su vida, Altamirano recibió numerosos reconocimientos por su labor literaria y educativa. Su legado perdura en la historia de la literatura mexicana y en las instituciones educativas que promovió. A pesar de las dificultades y los conflictos políticos de su tiempo, su visión de un México más justo y educado sigue siendo relevante hoy en día.
Falleció el 13 de febrero de 1893 en la Ciudad de México, dejando una huella indeleble en la cultura y la educación del país. Su vida y obra son un testimonio de la importancia de la literatura y la educación como herramientas para la transformación social.