El cuervo y la serpiente

Marion, una talentosa joven violinista con un pasado oscuro, se encuentra atrapada en una red de eventos aciagos que la llevan a buscar las respuestas a los enigmas de su propia existencia, una historia inevitablemente enlazada a un misterioso violín que pareciera insistir en revelarle algo. Una segunda voz se inmiscuye en el relato, el antaño recuerdo de un hombre que observa cada uno de los acontecimientos desde las sombras. Como una cuerda invisible que une el destino de ambos personajes irremediablemente, se revelará tras la música y la intriga, el tormentoso pasado. Mauro R. Alfaro...

It's the future, robots have eliminated humans, and 12-year-old robot XR_935 is just fine with that. Without humans around, there is no war, no pollution, and no crime. Every member of society has a purpose. Everything runs smoothly and efficiently. Until the day XR discovers something impossible: a human girl named Emma. Now, Emma must embark on a dangerous voyage with XR and two other robots in search of a mysterious point on a map. But how will they survive in a place where rules are never broken and humans aren't supposed to exist? And what will they find at the end of their journey?...

Los dos tigres" es una novela de aventuras escrita en 1904 por el novelista Emilio Salgari. Forma parte del ciclo indo-malayo de la serie "Los tigres de Mompracem", del cual constituye el cuarto volumen. Los eventos cuentan, ocho años después de los eventos narrados en la primera novela del ciclo, de la lucha continua entre los dos tigres, el tigre de Malasia (Sandokan) y su rival, el tigre de India (Suyodhana), jefe de la secta de Thugs, fanáticos seguidores de la diosa Kali. El escenario es el de las regiones de la India, desde Calcuta y Delhi, a través de la naturaleza salvaje de los...

El coche fue alcanzando más velocidad y empezó una aventura que jamás pensé que viviría a mis quince años. Cuando vas a cien kilómetros por hora dentro de un coche, sientes que lo que se mueve es el mundo de ahí fuera y no tú. Pero, cuando vas a ciento veinte y no llevas cristales porque alguien ha reventado de un disparo las dos lunetas, te sientes como si te hubieras lanzado en paracaídas desde la estratosfera sin botellas de oxígeno. No es vértigo, ni mareo, ni pánico, ni dolor, es todo eso a la vez multiplicado por mil. No sabría decirte la velocidad a la que íbamos, pero...