El fin de la ciencia

John Horgan es un reconocido periodista y autor estadounidense, conocido principalmente por su trabajo en la divulgación científica y los estudios sobre la naturaleza de la comprensión humana en el contexto de la ciencia. Nacido en 1953 en Nueva York, Horgan ha dedicado gran parte de su carrera a explorar las fronteras del conocimiento, examinando las implicaciones filosóficas y éticas de las teorías científicas modernas.

Horgan se graduó de la Universidad de Nueva York y comenzó su carrera en el periodismo, trabajando para diversas publicaciones, incluidas Scientific American, donde su estilo accesible y perspicaz lo hizo destacar. A lo largo de los años, ha abordado temas complejos como la física, la neurociencia, la biología y la filosofía de la ciencia, buscando siempre hacerlos comprensibles para el público en general.

Uno de los hitos más significativos en la carrera de Horgan fue la publicación de su libro The End of Science en 1996. En este ensayo provocador, Horgan argumenta que la ciencia ha alcanzado un punto donde las grandes teorías ya no pueden ser formuladas y que el verdadero avance del conocimiento se ha estancado. Este libro no solo generó un intenso debate en la comunidad científica, sino que también estableció a Horgan como un pensador crítico en la esfera de la filosofía de la ciencia.

En The End of Science, Horgan presenta una serie de entrevistas con destacados científicos de diversas disciplinas, en las que muchos de ellos manifiestan su escepticismo sobre el progreso futuro de la ciencia. Esta obra se ha convertido en un referente en discussiones sobre los límites del conocimiento científico y ha influido en un nuevo enfoque sobre cómo percibimos el avance científico en la actualidad.

Además de The End of Science, Horgan ha escrito otros libros notables como Rational Mysticism, donde aborda la intersección entre la ciencia y la espiritualidad, y Global Dangers, en el que explora riesgos futuros que enfrenta la humanidad. Su habilidad para conectar ideas complejas con cuestiones cotidianas ha resonado con una amplia audiencia y ha contribuido a su reputación como un escritor influyente.

Aparte de su labor como autor, Horgan también es conocido por su trabajo en el ámbito académico. Ha sido profesor en el Instituto de Tecnología de Nueva Jersey y ha participado en diversas conferencias y paneles de discusión sobre temas de ciencia y filosofía. Su enfoque interdisciplinario y su capacidad para cuestionar la eficacia y los límites de la ciencia han sido admirados y criticados por igual, generando un debate contínuo sobre el papel de la ciencia en la sociedad contemporánea.

Horgan es también el fundador de la plataforma en línea Edge.org, que reúne a algunos de los pensadores más innovadores de nuestro tiempo para discutir ideas y teorías sobre la ciencia, la filosofía y la cultura. A través de esta iniciativa, Horgan ha logrado crear un espacio para el diálogo intelectual y la exploración de nuevas fronteras del conocimiento, lo que refleja su compromiso con la búsqueda incansable de la verdad y la comprensión.

En resumen, John Horgan no solo ha sido un defensor de la divulgación científica, sino que también ha planteado preguntas incisivas sobre la naturaleza de la ciencia y su impacto en la humanidad. Su obra invita a reflexionar sobre el futuro del conocimiento y la dinámica entre la ciencia y la filosofía, lo que lo ha establecido como una figura clave en el panorama del pensamiento contemporáneo.

Uno de los coordinadores de este libro —Mauricio Beuchot Puente, filósofo mexicano de amplio reconocimiento internacional— escribe en el capítulo de su autoría una frase que ofrece el sentido básico de lo expuesto en esta publicación, al decir: “Así como Elizabeth Anscombe hizo en 1958 un llamado a revivir la noción de virtud para la ética, es decir, para tener una ética de virtudes (1958: 1 ss), también se ha hecho en la epistemología, llamando a revivir las virtudes epistémicas para tener una epistemología de virtudes. De este modo la virtud ha vuelto, no solamente como...

El vivir diario requiere pensar. Y cuanto me da que pensar me sirve para vivir. Para no perderme en la vida busco claridad. Pensar es sopesar la realidad seleccionando juiciosamente. Eso me hará feliz cada día. "El resultado de dar más importancia a "conocer" que a "pensar" es que tenemos niños técnicamente -o no- cada vez más preparados, pero cada vez menos capaces de ajustarse a la realidad y de motivarse por un sentido pensado y asumido como algo personal". Lo que pretenden estas páginas es ofrecer filosofía pensando y practicando sus contenidos, para vivir mejor. La filosofía es...

La autora ejemplifica los distintos temas con el estudio del Programa para la Educación, la Salud y la Alimentación (PROGRESA), que tuvo vigencia de 1997 a 2002, y muestra cómo las discusiones teóricas están implícitas en la aplicación de una política social.

La Ilustración agoniza y, con ella, unos de los mejores proyectos de humanidad que tenemos. Necesitamos una cura de la Ilustración que no es más que una cura de nuestra común humanidad. El filósofo Jorge Úbeda se enfrenta al diagnóstico terminal que la postmodernidad lanzó hace cinco décadas sobre la Ilustración y afirma que su curación pasa por poner en vereda los valores ilustrados. Para ello nada mejor que curar con la palabra a través de las enseñanzas de los mitos que nos permitan recuperar un humanismo más consciente y una razón más plural.