Retratos de braña y aldea

Angrboda's story begins where most witch tales end: with being burnt. A punishment from Odin for sharing her visions of the future with the wrong people, the fire leaves Angrboda injured and powerless, and she flees into the furthest reaches of a remote forest. There she is found by a man who reveals himself to be the trickster god Loki, and her initial distrust of him and any of his kind grows reluctantly into a deep and abiding love. Their union produces the most important things in her long life: a trio of peculiar children, each with a secret destiny, whom she is keen to raise at the edge ...

Cuando el riquísimo Alfred Cork murió, dejó toda su fortuna a su mujer, que había sido una famosa actriz del cine mudo. Pero en el testamento había una cláusula: Adela, la viuda, tenía que mantener de por vida a su cuñado Smedley Cork, un petimetre acostumbrado a la buena vida y a no pegar golpe. Claro está que la idea que Adela u Smedley tenían sobre esta manutención era muy diferente. Para la ex actriz, significaba una habitación en su propia casa, tres comidas por día, y yogur, mucho yogur, en lugar de los cócteles a los que en bon vivant estaba acostumbrado. Smedley, por su...

Isolina Beresford tiene hermosos, pero obsesivos sueños. En ellos, un hombre que no conoce la visita. Ella está inexplicablemente e inexorablemente atraída hacia él, hasta que se vuelve más real aún que su prometido. Cuando ella cancela su compromiso, su enfurecido padre la envía a vivir con su tía abuela de noventa años, la Condesa Viuda Bellamira Granville. Si ella no sigue las obligaciones en la casa, él cree, que tal vez pueda convencer a Lady Granville, que le deje su fortuna a Isolina. Pero la vida en la hacienda Thornrush, no es lo que Isolina esperaba. Su tía es una mujer...

A passionate and solitary inventor of agricultural machinery fights for love and recognition from his community. Through this partially autobiographical tale, author Sherwood Anderson aims his critique on the rise of technology and industries at the turn of the century. At the same time, he recreates a story where nature has no judgments and beauty is troubling. Pobre blanco was praised by writers such as H. L. Mencken and Hart Crane when it was originally published. It remains a curiously contemporary novel and a marvelous testimony to Anderson.