David Lewis (1941-2001) fue un destacado filósofo y teórico de la lógica, conocido principalmente por sus contribuciones en los campos de la filosofía de la mente, la metafísica, la epistemología y la filosofía del lenguaje. Nacido en una familia de origen judío en Oberlin, Ohio, Lewis demostró desde joven una gran capacidad intelectual y un profundo interés por la filosofía, que lo llevaría a obtener su doctorado en 1967 en la Universidad de Princeton.
Uno de los aspectos más relevantes de la obra de Lewis es su teoría de los mundos posibles. Esta noción revolucionó la manera en que los filósofos abordan el significado y la verdad en el lenguaje, así como las cuestiones relacionadas con la posibilidad y la contingencia. En su obra más influyente, On the Plurality of Worlds (1986), Lewis argumentó que los mundos posibles son entidades reales que coexisten con el nuestro, lo que abre nuevas perspectivas sobre la naturaleza de la realidad y la imaginación.
En el ámbito de la filosofía de la mente, Lewis es también conocido por su defensa del fisicalismo, la idea de que todos los fenómenos mentales pueden explicarse en términos físicos. Su ensayo Mental States (1972) es una de las piezas más importantes en este debate, donde presenta la idea de que los estados mentales son idénticos a estados físicos del cerebro. Esta perspectiva ha influido en muchas teorías contemporáneas sobre la mente y la conciencia.
A lo largo de su carrera, David Lewis también exploró temas como la teoría de la referencia, el realismo modal y la teoría de la acción. Su trabajo ha sido fundamental en la discusión sobre cómo se refiere y se representa el lenguaje a la realidad, y sus ideas continúan siendo objeto de análisis y debate entre filósofos contemporáneos.
Además de su investigación filosófica, Lewis fue un académico comprometido y un profesor querido. Enseñó en varias universidades, entre ellas la Universidad de California en Berkeley y la Universidad de Princeton. A lo largo de su vida, Lewis recibió varios premios y reconocimientos por su labor, consolidándose como una de las figuras más influyentes de la filosofía del siglo XX.
David Lewis falleció en 2001, pero su legado continúa vivo. Sus escritos siguen siendo estudiados y discutidos, y su enfoque innovador sobre la filosofía de la mente y los mundos posibles ha dejado una huella indeleble en el campo. Su capacidad para abordar problemas complejos con claridad y rigor académico ha inspirado a generaciones de filósofos, y su influencia perdurará en el tiempo.
En resumen, la vida y obra de David Lewis representan un hito en la filosofía contemporánea. Su búsqueda incansable de la verdad y su capacidad para desafiar las convenciones lo consagran como un pensador original y esencial en la historia de la filosofía.