Iñigo López de Mendoza y Santillana, más conocido como el Marqués de Santillana, es una figura prominente de la literatura española del siglo XV, reconocido por su contribución a la poesía y su influencia en la evolución del idioma español. Nació en 1398 en la villa de Carrión de los Condes, en Castilla, dentro de una familia noble que le proporcionó los recursos y el ambiente intelectual propicio para su desarrollo como escritor.
Su ascendencia familiar era notable; Iñigo provenía de una línea de nobles que jugaron un papel importante en la historia de Castilla. Fue hijo de Juan López de Mendoza, señor de Santillana del Mar, y de María de la Vega. Esta conexión con la nobleza le permitió tener acceso a una educación de calidad, donde pudo formarse en las letras clásicas y en el conocimiento de las lenguas vernáculas.
A lo largo de su vida, el Marqués de Santillana se dedicó no solo a la literatura, sino también a la política y la administración. Ocupó diferentes cargos públicos, lo que le permitió tener una influencia significativa en la sociedad de su tiempo. Se convirtió en el Alcalde de Guadalajara y participó activamente en la vida pública, lo que enriqueció sus experiencias y aportó un trasfondo diverso a su obra literaria.
Una de sus principales aportaciones al zeitgeist literario de su época es su obra poética, que se caracteriza por la utilización de las formas poéticas del poema lírico y la mezcla de estilos. En su producción poética, se pueden hallar rasgos del romancero, así como influencias de la lírica italiana, especialmente del humanismo renacentista que comenzaba a gestarse en Europa. Su obra más conocida es el “Cancionero”, que incluye una serie de poemas que abarcan temas amorosos, filosóficos y políticos, mostrando así su versatilidad y su profundo entendimiento de la condición humana.
Además de su poesía, el Marqués de Santillana fue un gran defensor de la lengua española. En un momento en que el latín predominaba en los círculos cultos, él abogó por el uso del español como lengua literaria, promoviendo la dignidad y la riqueza de la lengua vernacular. Esto tuvo un impacto duradero en la literatura española, ya que sentó las bases para que otros escritores posteriores abrazaran el español como medio de expresión artística.
Entre sus obras más importantes se encuentran “El poema de los infantes de Lara” y “Siete sonetos”, donde se puede apreciar su maestría en el uso de la métrica y la rima. Su estilo, que fusiona la tradición con la innovación, ha sido objeto de estudio en academias literarias y un referente para escritores posteriores, incluyendo a figuras como Garcilaso de la Vega y Fray Luis de León.
A lo largo de su vida, el Marqués de Santillana también mantuvo correspondencia con otros intelectuales de su época, lo que le permitió establecer una red de conexiones que facilitó el intercambio cultural. Su legado perdura no solo a través de sus obras, sino también a través de la influencia que ejerció sobre sus contemporáneos y sucesores.
Iñigo López de Mendoza y Santillana falleció en 1458, pero su impacto en la literatura española se siente hasta el día de hoy. La conmemoración de su obra y su papel en la historia del idioma han hecho de él un personaje fundamental en el análisis de la evolución literaria en España. Su vida se puede considerar un ejemplo de cómo el arte y la política pueden entrelazarse, y cómo un individuo puede moldear la cultura de su tiempo a través de la palabra escrita.
En resumen, el Marqués de Santillana no solo es recordado como un poeta de gran renombre, sino también como un pionero que defendió y promovió la lengua española en una época de grandes cambios culturales y políticos.